jueves, 8 de octubre de 2009

CAPÍTULO 9 - LA MUERTE

En ese momento dejé de pensar y corrí en la dirección de la que venía el gritó. Atravesé todo el campo y llegué a un rincón apartado muy rocoso. Vi a Chris y a Lucy. Miré escondido la escena. Estaban peleando:
-¡¡¡No quiero que me vuelvas a tocar!!!- gritó ella. Me fijé en que tenía la camiseta rota.
-Tranquila, ha sido sin querer...- dijo él con tono amenazador.
“Eso no puede ser mi amigo. No. Él no es así. No era así”
Lucy se alejaba de él muy despacio, todo lo que podía. Pero Chris se abalanzó encima de ella y la tiró al suelo intentando inmovilizarla, pero se ésta defendía a muerte, tanto, que en un golpe le arañó toda la cara. Él se sintió tan furioso que cogió una piedra y...
-¡¡¡NO!!! ¡NI SE TE OCURRA!- grité a Chris mientras saltaba hacia él.
No me percaté de que él NO había soltado la piedra, de que AÚN la tenía en la mano cuando fui hacia él. Me propinó tal golpe en la cabeza que caí inconsciente.
Todo se tintó de blanco y negro. Me levanté en la nada, pero entre una bruma que lo rodeaba todo y nada, apareció Lucy vestida de blanco. Se acercó a mí y me acarició la cara con su fría mano:
-Hola, Jack- dijo con una voz aterciopelada.
-¿Lucy?- pregunté extrañado.
-Sí, soy yo- afirmó-. Vengo a despedirme.
-¿Cómo? -esperé haber entendido mal.
-Sí, Jack. A despedirme.
-No. No puedes despedirte. Eso significaría que...
-Sí.
-No. ¡NO! No puede ser, pero... ¿cómo?
-Chris. Quiso abusar de mí. Intenté defenderme y vi que tú intentaste salvarme, pero te golpeó con una piedra y caíste inconsciente.
-No. Ese no es mi amigo. Él nunca sería capaz de...
-Te convenció de que cortaras conmigo para tener vía libre ¿O me equivoco?- dijo.
Era demasiada información en muy poco tiempo. Me senté en el suelo casi con desesperación. Tenía que asimilarlo todo. Asimilar que mi mejor amigo me separó de mi novia, de mi Lucy, de la mujer a la que he amado tanto que había llegado a dolerme y a la que sigo amando. Asimilar que mi mejor amigo es un asesino. Asimilar que ese ya NO es mi amigo, asimilar que Lucy...
-Y cómo... tú... es decir, cómo... cómo...
-¿He muerto?
-Sí- afirmé tragando saliva sonoramente.
-Bueno- continuó-, después intenté huir, pero él me vio y me agarró la pierna. Yo caí y me golpeé la cabeza con una roca. Por lo visto fue un golpe mortal.- hablaba con una naturalidad pasmosa.
-Entonces... fue un accidente.
-Di mejor un regalo- replicó ella-. Prefiero estar muerta antes de que él me vuelva a tocar.
-Pero entonces yo..., ¿estoy muerto?
-Sólo inconsciente.
Me volvió a acariciar suavemente la cara. Yo volví a sentir su frío, pero no me desagradó. Cogí su mano y miré la cara de mi Lucy. Creí ver un fantasma, un hermoso fantasma. Su cara era blanca, tenía la palidez de una muñeca de porcelana, como si le hubieran arrancado el alma, tenía la cara más marcada de lo habitual, pero sus ojos verdes mantenían la mirada felina y un brillo que no había visto antes, un brillo especial, contrariamente con más vida. También me fijé en que su aura brillaba más que nunca.
-No es posible que estés muerta- dije desesperado-. Si estás aquí, enfrente mío. Te noto, te siento.
-Lo lamento Jack...
-¡Tiene que haber algo que pueda hacer!- exclamé.
-Él me ha enterrado en medio del campo, justo antes de la niebla. Sabe que nadie se atreve a llegar hasta allí.
-Esto no puede estar pasando...- dije para mí-. Por favor, dime que aún puedo hacer algo por ti.
-Sino no estaría aquí- dijo-. Sólo tienes que hacer una cosa.
-¿Qué? ¿Qué cosa?
-Dime si me quieres. Dime si me quieres de verdad.
-No te quiero. Te amo. Nací para amarte.
-Eso es todo lo que necesito- dijo atenuadamente-. Adiós.
-No me dejes así. No puedo sobrevivir sin ti. Por favor, no me dejes así.
-Lo siento.
-Podríamos robar tiempo para volver a estar juntos, tan sólo por un día más.
-Ya te estoy robando el tuyo- advirtió-. Deberías estar despierto.

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