domingo, 31 de mayo de 2009

Capítulo 4 - Lucy Barker

Entré en el edificio de mal humor y me paró un compañero del equipo, Nicolás Thompsom, pero todos le llaman Nick:
-¡Tío! ¿A qué viene esa cara? ¡¿Y dónde has estado todo el verano?!
-De vacaciones con la familia ¿Me dejas ir a mi taquilla, por favor?- no tenia tiempo para sus tonterías en ese preciso momento.
-¡Claro, claro! Vamos los dos juntos, así hablamos.
Le miré como quien mira al ser más despreciable que pueda existir. Como habréis podido observar Nick no era de esas personas inteligentes que te dejan tranquilo cuando ven que algo no va bien ni de esas que captan las indirectas, ya sea por el tono de tu voz, por tus gestos o por tus palabras en sí, no, él es de esas que no entienden las insinuaciones evasivas aunque se las digas con un megáfono, así que me limité a suspirar y escuchar la santa estupidez que tenía que decirme:
-Habla, pero hazme el favor de hacerlo rápido- dejé caer.
-¡Tranquilo! Sé que esto te va a interesar- puso una cara pícara que me estremeció-. Lucy Barker ha estado todo el verano preguntando por ti.
Me quedé helado. Lucy Barker. Preguntando por mí. Eso he de reconocer que sí me interesaba. Lucy me llevaba gustando desde que la vi animando a nuestro equipo, claro que descartaba toda posibilidad de estar con ella hasta ese momento:
-Continúa- dije tranquilo poniendo toda mi atención en sus palabras.
-Sí que te interesa, ¿eeeh? Pues debes saber que este año ha vendido más radiante que nunca- me hizo una seña para que me girara.
Me di media vuelta. Entonces la vi, y creí estar en el cielo. Sería difícil explicar cómo es ella, así que de momento me limitaré a una sencilla descripción física. Ella tenía un pelo negro azabache, largo y lacio que caía hasta su maravillosa cintura; una cara hermosa y ovalada tan delicada como la porcelana, unos ojos verdes y grandes con la mirada de una pantera, unas cejas muy expresivas, su nariz era pequeña y sus labios jugosos, tenía los pómulos marcados; su cuerpo era precioso: elegante y estilizado, el que cualquier hombre desearía ver al menos una vez en su vida y su piel tenía un moreno playa que le daba un aspecto más felino y fascinante de lo habitual. Llevaba el uniforme de animadora blanco y morado, los colores del instituto.
Nick tenía razón: ella estaba más radiante de lo habitual, incluso me pareció ver una especie da aura en ella, aunque tal vez fueran opiniones subjetivas de dos adolescentes hormonados.
Me quedé hipnotizado mirándola, razón por la cual mi magnífico compañero de equipo me empujó hacia ella. “Será imbécil, casi nos chocamos” pensé; volví a lanzarle una mirada asesina, a la que él respondió con un ademán de “¡Suerte!”, luego se fue.
Si os soy sincero, me extrañaba el repentino interés que Nick mostraba por juntarme con Lucy, pero ahora tenía otro asunto entre manos más importante: mantener una conversación con la mujer de mis sueños.
Sonrió cuando me planté enfrente de ella (y qué sonrisa, arco iris de un único color capaz de brillar más que el Sol) y de su boca salieron las palabras como si fueran música:
-¡Hola, Jack!- y mantuvo su hermosa sonrisa.
Al principio me extrañó que conociera mi nombre, pero fugazmente recordé que todo el mundo me conoce (algo que antes consideraba una desgracia, en ese momento me pareció una bendición).
-¡Hola, Lucy! ¿Qué tal va todo?- no existe pregunta más típica en el mundo, pero siempre funciona para salvar una conversación, y es lo mejor que puedes decir cuando te quedas en blanco, como me pasó a mí, ¿no creéis?
-¡Oh! Pues todo va bien, ya sabes, un nuevo curso ¡Este año vamos a animar al equipo como nunca!- sé lo que estaréis pensando, ella es la típica adolescente con el cráneo más hueco que un mueble infestado de termitas, pero su aura me tenía ofuscado, por lo que le respondí:
-¡Eso será genial! Aunque no lo parezca, vosotras sois casi más importantes que nosotros.
-¡Jajaja!- que forma de reír tan maravillosa, todo el instituto desapareció en ese momento.
-¡En serio! En mi opinión, sino fuera por vosotras, nadie vendría a ver los partidos ¿De verdad creías que a la gente le importa el rugby? ¡Qué va! Son las animadoras, lo más bonito de todo el instituto...- si os soy sincero, no pensaba nada de lo que decía, las palabras salían de mi boca como si del agua de una cascada se tratasen.
-¡Jajajaja! Lo que dices es muy halagador, Jack, pero yo creo que estás intentando ligar conmigo, ¿eh?
-¿Yooo? No, que va. Lo único que pasa es que yo soy un chico muy simpático- le sonreí.
-Mmmh...- ella estaba dudando pícaramente, ¡qué lista es! Sé exactamente lo que quiere.
-Si todavía lo dudas podemos comprobarlo en una inocente cena o viendo una película en el cine, lo que quieras, ¿qué me dices?
-Me parece bien- su cara se iluminó-. Hablamos a la salida, ¿vale?
-¡¡¡LUCY!!!- la llamaba otra animadora.
-Vale- respondí.
-Hasta entones- dijo y luego miró a la animadora- ¡¡¡VOY!!!
Salió corriendo, y se reunió con su amiga, la cual se puso a chillar de emoción y agarró a Lucy para que le contara de qué habíamos hablado ella y yo.
Me resultó extraño que dos chicas se emocionaran al hablar de mí, y más aún que la más popular quiera salir conmigo, aunque si lo pensamos bien, ella sentirá lo mismo... ¡YO soy el chico más popular!
Esa bella mujer consiguió que volviera a recuperar mi ego cual manzana ofrecida a Adán por Eva. Por primera vez, desde hace tiempo ya, me sentía otra vez como un tipo genial. No podía esperar más, les demostraría a todos quién manda.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Capítulo 3 - Adios Chris

«1º-Bach: Le conté a Chris mi plan. Me dijo, muy borde, que hiciera lo que me diera la gana. Me sorprendió su reacción porque le necesitaba plenamente:
-¿Qué te pasa, amigo?- le pregunté.
-¿Que qué me pasa? ¡¿QUE QUÉ ME PASA?!- sus ojos relampaguearon en los míos, nunca le había visto así de furioso y yo seguía sin entender- ¡Gran pregunta, genio! ¿Se te olvidó el teléfono este verano? ¿Eso es lo que me dirás? ¿O vas a ser valiente y decirme que me as cambiado por tus amigos populares? ¡¿Eh?! ¡Venga! ¡SE UN HOMBRE Y DÍMELO A LA CARA! ¡¡¡VAMOS!!!- empezó e empujarme y a gritar más.
Chris dio las cosas por hecho, es cierto que me olvidé de una cosa: Avisarle de que me iba de vacaciones con mis padres todo el verano. Pero no de él, nunca; me sentí muy molesto al ver que había pensado tan mal de mí. Fue como si no nos conociéramos.
En ese momento de tensión sólo pensé (si a eso se llama pensar) en hacerle daño:
-¿A sí? ¿En serio quieres que te lo diga? ¡¿En serio?! ¡PUES SÍ! ¡Este año pasé de llamarte!- exclamé. Le devolví todos los empujones hasta el punto de tirarle al suelo- ¡¿Y quieres saber porqué?! ¡Porque no estás a mi altura! Nunca serás como yo. Nadie te conoce, eres invisible ¿Como iba a querer yo ser amigo tuyo? ¡PORQUE SOY MEJOR QUE TÚ!- le grité sin pensar.
Porque sé que fue sin pensar, porque SÉ que si lo hubiera pensado y meditado mejor nunca le habría dicho todo eso.

Dejé a mi amigo ahí tirado. El no esperaba que reaccionara así y yo nunca habría esperado que él pensara tan mal de mí. Sentí como si me hubiera traicionado. Yo necesitaba su apoyo para mi plan, necesitaba un amigo que me entendiera, un amigo que me ayudara a sobrellevarlo, un amigo que me dijera: “¡Hey! Es una buena idea. Estoy contigo”, un amigo que confiara en mí. Él ya no lo era. Nuestra amistad al igual que mi plan, como un espejo frágil que cae, se rompieron, PARA SIEMPRE.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Capítulo 2 - No soy yo mismo

«4º-ESO: Pasados un par de meses desde principio de curso, comienzo a darme cuenta de que no puedo ser yo, de que es más importante lo que pueda pensar otra persona que lo que yo pensaba. Me dejé llevar por todos. Sólo era lo que todos querían que yo fuera; en resumidas cuentas, una marioneta. ¿Acaso la popularidad tenía un precio tan alto como mi libertad de expresión y pensamiento?
Es cierto que todos me querían, que todos me respetaban, que todos me admiraban y adoraban, y por sino fuera poco, que tenía al alumnado escolar por completo en las palmas de mis manos, pero si no podía ser yo, ¿de qué servía?
Intenté no meditar en ello demasiado, porque se les veía a todos tan a gusto con sus vidas... ¿porqué yo no iba a ser menos? O mejor dicho ¿quién era yo para sacarles de su burbuja?
En cierto modo no quería decepcionarlos, ya sé que suena ingenuo, pero una parte de mí pensaba que si yo no era lo que ellos esperaban que fuera, se decepcionarían, y no quería eso para nadie.

Por lo menos tenía a Chris. Con él podía compartir todos mis pensamientos, siempre me decía que pasara de todos, que al instituto vamos a estudiar y nada más, pero era tan difícil... Yo le decía que tenía mucha suerte de ser invisible para todos. Uf, ahora que lo medito mejor, eso que le decía suena muy repelente, pero el me respondía con un gesto de condescendencia, para no desanimarme (más de lo que ya estaba, evidentemente).

Lo peor fueron mis notas. Bajaron de una forma escandalosa. Ese año me saqué el curso gracias a Chris y por los pelos. Lo que más me entristeció fue que yo sabía que mis padres estaban decepcionados conmigo, pero no me decían nada. Sonreían y me miraban como si supieran que la culpa no es mía. Aunque sé que si yo fuera un poco más racional...

Ah, no creo que haga falta contaros el “fantástico” verano que pasé con mis “amigos por conveniencia”, pero fui afortunado sólo se redujo a una semana, ya que insistí tanto a mis padres que accedieron a adelantar las vacaciones, además de alargarlas hasta el final del verano. Lo sé, tengo una familia que no merezco.En ese tiempo medité mucho, y tomé una decisión. Cambiar el instituto, ¡SÍ!, era una gran idea. Todos podrían ser lo que quisieran ser, todos se respetarían entre ellos, todos serían dueños de sí mismos. ¡SERÍA PERFECTO! Y funcionará, ¿porqué no iba a hacerlo? No esperaré hasta derrumbarme, porque tengo un nuevo plan con el que todos triunfarán y con gran esfuerzo sé que lo voy a intentar. Qué ganas tenía de contárselo a Chris. Para llevarlo a cabo sólo necesitaría una cosa muy insignificante, pero que para mi lo sería todo: su apoyo.»

Capítulo 1 - El Comenzo de un nuevo curso.

Podría decirse que fui el más popular del instituto desde 3º-ESO. Al principio era lo mejor, todos te quieren, todos te admiran, eres el rey, eres el dios.
Todo es perfecto, hasta que descubrí la catástrofe, el horror y la presión que puede llegar a ser el instituto y lo peor es que está dominado por gente horrible como fui yo. Y no creáis que mis palabras son exageraciones o, cuanto menos, blasfemias. Descubrí que es una estúpida sociedad elitista llena de prejuicios, una sociedad contra la que intenté luchar, pero esos prejuicios consiguieron dominarme, fue horrible: NO PODÍA SER YO MISMO.

En fin, para esta historia debo empezar por el comienzo de mi popularidad, así sabréis porqué actué como actué:

«3º-ESO, al comenzar las clases: hasta este curso yo sí que era YO, un chaval espabilado, graciosillo y tímido. Podría decirse que era el amigo perfecto para cualquier persona, pero mi mejor amigo, Chris Lovecraft, y yo pasábamos desapercibidos del resto del mundo. ERA PERFECTO.
Pero ese año decidí apuntarme al equipo de rugby, pues mi madre persistía en que una actividad deportiva no me haría ningún mal; y descubrí que era bastante bueno, tanto que, al poco tiempo, me nombraron el capitán del equipo. Todos me conocían. Sólo era un estúpido adolescente, pero me sentía el rey del instituto. Cuando una chica me sonreía, sabía que podía ser mía si quisiera, pero en ese sentido aún era un niño tímido, ese nivel llegaría más tarde.

No creo que haga falta mencionar, pues es evidente, que mis notas bajaron, pero todavía eran bastante buenas, aún conservaba mi inteligencia, o eso creía.
En verano, temporada que preferiría no tener que recordar, todos querían que estuviera con ellos, si os soy sincero, a partir de entonces los veranos se convirtieron en un infierno: yo hacía todo lo posible por estar con todos mis nuevos “amigos por conveniencia” para no ser odiado por nadie. ¿SABÉIS LO DIFÍCIL QUE ES ESTAR EN DOS SITIOS A LA VEZ? Pues usad vuestra imaginación y pensad en tres o más. Lo mejor que pude hacer ese verano fue irme de vacaciones con la familia. Estaba desesperado...»

lunes, 4 de mayo de 2009

Presentación

Erase una vez, hace no mucho tiempo. La historia tremenda que os voy a contar ocurrió en un pueblo. Pero antes de empezar he de deciros, seguro que os habéis preguntado “¿Porqué hay árboles?”, “¿De dónde salieron?” o “¿Cuál es la razón de que aquí exista un bosque?” No sé cómo será en el lugar donde viven ustedes, pero sí conozco la historia de un pequeño pueblo cerca de Owensboro (Kentucky). Para poder contarla debo comenzar por el principio, cómo fue todo y cómo es.

¡Oh! Pero antes permitid que sea sincero de buen comienzo. Mi nombre es Jack Crane. Tengo 17 años y voy a 2º de bachiller. En mi historia no hay rimas ni declaraciones de modestia. Y no tengo ningún deseo de agradaros, tampoco creáis lo contrario, sólo pretenderé que sintáis lo que sentí yo y, en los momentos que sea preciso, me entendáis. Queda dicho.