miércoles, 13 de mayo de 2009

Capítulo 2 - No soy yo mismo

«4º-ESO: Pasados un par de meses desde principio de curso, comienzo a darme cuenta de que no puedo ser yo, de que es más importante lo que pueda pensar otra persona que lo que yo pensaba. Me dejé llevar por todos. Sólo era lo que todos querían que yo fuera; en resumidas cuentas, una marioneta. ¿Acaso la popularidad tenía un precio tan alto como mi libertad de expresión y pensamiento?
Es cierto que todos me querían, que todos me respetaban, que todos me admiraban y adoraban, y por sino fuera poco, que tenía al alumnado escolar por completo en las palmas de mis manos, pero si no podía ser yo, ¿de qué servía?
Intenté no meditar en ello demasiado, porque se les veía a todos tan a gusto con sus vidas... ¿porqué yo no iba a ser menos? O mejor dicho ¿quién era yo para sacarles de su burbuja?
En cierto modo no quería decepcionarlos, ya sé que suena ingenuo, pero una parte de mí pensaba que si yo no era lo que ellos esperaban que fuera, se decepcionarían, y no quería eso para nadie.

Por lo menos tenía a Chris. Con él podía compartir todos mis pensamientos, siempre me decía que pasara de todos, que al instituto vamos a estudiar y nada más, pero era tan difícil... Yo le decía que tenía mucha suerte de ser invisible para todos. Uf, ahora que lo medito mejor, eso que le decía suena muy repelente, pero el me respondía con un gesto de condescendencia, para no desanimarme (más de lo que ya estaba, evidentemente).

Lo peor fueron mis notas. Bajaron de una forma escandalosa. Ese año me saqué el curso gracias a Chris y por los pelos. Lo que más me entristeció fue que yo sabía que mis padres estaban decepcionados conmigo, pero no me decían nada. Sonreían y me miraban como si supieran que la culpa no es mía. Aunque sé que si yo fuera un poco más racional...

Ah, no creo que haga falta contaros el “fantástico” verano que pasé con mis “amigos por conveniencia”, pero fui afortunado sólo se redujo a una semana, ya que insistí tanto a mis padres que accedieron a adelantar las vacaciones, además de alargarlas hasta el final del verano. Lo sé, tengo una familia que no merezco.En ese tiempo medité mucho, y tomé una decisión. Cambiar el instituto, ¡SÍ!, era una gran idea. Todos podrían ser lo que quisieran ser, todos se respetarían entre ellos, todos serían dueños de sí mismos. ¡SERÍA PERFECTO! Y funcionará, ¿porqué no iba a hacerlo? No esperaré hasta derrumbarme, porque tengo un nuevo plan con el que todos triunfarán y con gran esfuerzo sé que lo voy a intentar. Qué ganas tenía de contárselo a Chris. Para llevarlo a cabo sólo necesitaría una cosa muy insignificante, pero que para mi lo sería todo: su apoyo.»

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